viernes, 31 de mayo de 2013

Aventuras en la Ruta de los Peces (I)


Tras volver de las vacaciones de Semana Santa para encarar mi recta final en Hull, descubrí que lo haría en un clima relativamente benigno.

Bueno, yo no tengo cola, pero todo lo demás se me ha helado en el cruento y largo invierno hullaliano.
Y es que en Hull, en invierno y también en esa prórroga que ellos dan en llamar primavera, hace más frío que en la famosa pero inédita comunión de Pingu.
Y fue entonces cuando decidí que había llegado el momento de redefinir mi relación con la ciudad, maltrecha tras una concatenación de inclemencias meteorológicas, mala suerte y catastróficas desdichas.

Básicamente, de buenas a primeras me di cuenta de que una buena parte de la ciudad seguía por explorar. St Stephens, Albion Street, la galería Ferens, Princes Quay y los inicios del casco antiguo estaban bien, y algún vistazo le había echado a la Marina, pero aquello no era suficiente. 

Y se me ocurrió meterme en la oficina de Turismo. Anunciaban un rollo raro llamado Fish Trail que me recordó al certificado que una amiga aquí tenía en su tablón de anuncios. 

Find the fish, explore the city.


Así que fui y pedí mi mapa al señor de la oficina, que me preguntó cuánto tiempo pensaba quedarme en la ciudad y me dejó en la puerta muy contento, como si yo le pareciese muy graciosa. La pobre guiri esta, con su ropa de faenar, su plaquita de la escuela Asdfghj Asdfghj colgando y su delicioso acento internacional*.

* Ah, sí. Internacional no porque yo sea cosmopolita, que también, sino porque aquí pocos han pillado mi nacionalidad a la primera. En ocho meses aquí, he sido polaca (porque en Hull, si no eres británico, hay grandes posibilidades de que seas polaco), francesa, holandesa, finlandesa y sueca. Solo saben que eres español si ya han tenido contacto previo con ejemplares de Homo Hispanis.

Y ahí estaba yo, sabéis, con mi mapa en las manos y mi corazón lleno de anhelos e ilusiones. Cuarenta y un bichitos marinos dispersos por el pavimento de Hull, creados en 1992 por el artista Gordon Young en un intento de transformar la exploración de la ciudad en una especie de búsqueda del tesoro. La realidad es que a todo el mundo se la suele traer muy floja la Ruta de los Peces, a los locales los primeros. Todo aquel que me conozca un poco sabe que a mí estas cosas me vuelven loca, y es que yo soy de ese tipo de personas que se apuntarían a un bombardeo nuclear solo por no perdérselo.

Además, ¡era tan fácil! Dos pasos, hop y hop, fuera de la oficina de Turismo y pumba, ya había encontrado a mi primer amiguito.

Boquerones (anchovies)

Y ya pensando en esta entrada, decidí que el procedimiento a seguir sería el siguiente: por cada pez, una foto del susodicho y una foto fotos de lo que podías ver a tu alrededor. Así pues, junto a los boquerones puedes ver...

Con todos ustedes, el corazón de Hull. Ahí podéis ver el monumento a la Reina Victoria, y el Museo Marítimo, donde trabaja el encargado de museo más adorable del universo, entre otras atracciones. A la derecha está el centro comercial de Princes Quay y la galería Ferens.
Esta curiosa escultura celebra la creación de la Red Nacional de Bicicletas.




Dicho y hecho, encontré el número 3 enseguida.

Bacalao (Cod)

El centro comercial Princes Quay y, un poco más abajo, la galería de arte.

Otra vista desde la que podéis ver el palacio municipal.o city hall.
¿Qué decís?

Ah, que me he saltado el número 2. La langosta.

Sí, bueno. 

Es que no la encontré ni a tiros. No aquel día. De hecho, pronto me vi saltando al número 40...y luego al veintipico...realmente, al que buenamente encontrara primero...y es que no sé si os lo he comentado ya, pero se me dan muy bien los mapas.

¿A que ya estáis esperando la siguiente entrada? ¿A que sí? Porque ese es el lado bueno de que me des un mapa y yo me quede igual. Que la aventura se alarga.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Hull is (not?) dull

¡En su momento creo que no llegué a decir dónde demonios había ido a parar! (Yo y mi paranoia celo por la privacidad, ligeramente incompatible con tener un blog.

Pues bien, allá por...¿junio, julio? del año pasado, un buen día me llamaron de la que no iba a ser mi escuela y, más o menos, me dijeron:

Hola, mira, somos el colegio Asdfghj Asdfghj, en Kingston upon Hull y bla, bla, bla niños bla, bla, bla niños...

Ajá. Kingston upon Hull, ¿eh?

Encantada, encantada.

¡Yo que había dado por sentado Leeds, Sheffield, York! (¡Las tres únicas ciudades que conocía en Yorkshire!) ¿Adónde demonios me habían mandado?

Pero que no cunda el pánico. Una búsqueda en Google y seguro que salen cosas chulas de la ciudad, como por ejemplo...

Hull is dull

Etc.

Pues vaya.

Y cuando, no contentos con asignarme esta ciudad, resultó que encima de todo no me iba a Pekín, la emoción fue en aumento.

El primer año fuera de la facultad y, ¿qué iba a ser yo?

Auxiliar de conversación. Es decir, docencia.

En Hull.

Digamos que mis planes se habían visto ligeramente alterados, algo a lo que hasta entonces, la verdad, no me había enfrentado con la suficiente frecuencia. Afortunadamente eso también iba a cambiar durante el año.

¡...Pero esta historia la cuento ya desde el otro extremo!

¿Cómo es Hull realmente?

Desde luego, no es Londres. Si lo que queréis es leer sobre Londres, id al blog de alguien que haya estado allí.

Y tampoco es la ciudad más bonita de Inglaterra, no. Qué le vamos a hacer.

Pero tampoco es tan sosa. Ni el agujero que describían en esa noticia de la BBC y otras páginas. Y la gente (y esto no solo lo digo yo, lo dicen también los pocos amigos británicos que he hecho en mi tiempo aquí) llega a ser muy amable y simpática.

De hecho, ¡en Hull también hay museos que visitar y cosas que hacer!

Pronto os hablaré, por ejemplo, de la Ruta de los Peces. ¡Esa que me ha llevado cuatro días completar! La culpa es del mapa, claro.

Porque a ver si yo no sé utilizar un mapa. Por favor.

Stay tuned.











martes, 28 de mayo de 2013

Regreso, imágenes, desde ahora

Früit, Kingston upon Hull, 23 de mayo. El guitarrista de Coasts, banda indie de Bristol, en plena actuación.


...Y ahora que mi tiempo en Reino Unido acaba, voy yo y vuelvo a la carga con este blog.

¿Y de qué voy a hablar? 

De mi experiencia aquí. Ocho largos meses que han dado para mucho.

Ocho meses, nada menos, en algún punto de los cuales dejé de escribir porque...bueno, porque para lo que tenía que decir en aquellos momentos, mejor lo dejaba estar.

Ha habido de todo en este tiempo.

Una nueva ciudad, experiencias muy malas, experiencias muy buenas, lugares que he visitado, personas que he conocido. En la maleta llevaba mis expectativas, mis ilusiones, mis recuerdos de casa y de mi mundo anterior y mi identidad. Una identidad que no pocas veces, a lo largo de este año, se ha apoyado en mi universo y en muchas de las personas que lo componían.

Hemos tenido una relación muy especial, esta ciudad y yo. Y ahora que pronto voy a abandonarla, me vienen a la mente mil anécdotas en ella.

Así que espero poder contaros algunas. Tengo todo el verano por delante, ganas de escribir y algunas fotos interesantes. 

Y en cualquier caso, esta solo es una parada más. Nada más, y nada menos. La inmediatamente próxima es Bélgica. 

...La siguiente, ¿quién sabe?