sábado, 13 de octubre de 2012

Los traductores (e intérpretes) (también) se adaptan

¡Hola a todos! Como podréis comprobar por estas palabras...

¡ESTOY VIVAAAAAAA!

No fue fácil, sin embargo. En el lapso de estas dos tres semanas me he enfrentado a toda una serie de aventuras, imprevistos, desmanes y locuras que, en no pocos momentos, me han hecho temer muy seriamente por mi integridad...
De acuerdo, quizá esto sea exagerar un poco...
O un mucho. 

...En cualquier caso, no ha sido coser y cantar desde que llegué aquí. Podríamos decir que este está siendo el otoño de las adaptaciones. ¿Adaptarme a qué?


  • A otra cultura. Sinceramente, podéis poner los ojos en blanco todo lo que queráis (de hecho, antes de venir aquí esa habría sido mi reacción), pero esto no es ninguna mentira. Por supuesto, no hablamos del choque que habría supuesto China o cualquier otro país fuera del universo occidental. No se me ocurriría compararlos. Así y todo, en verdad os digo, hermanos, que llegas aquí y lo que te encuentras no es tu casa, tu cultura, tu forma de ver la vida. Hacedme caso, aunque es muy posible que ya lo hayáis averiguado por vosotros mismos en algún momento de vuestras vidas.
¿Qué destacaría en este apartado? Pues, por ejemplo, los horarios. Aquí se levanta uno a eso de las siete o las ocho (¡si no hay que trabajar, claro está! ¡Y yo trabajo! Con un horario más que razonable, pero trabajo). ¿Ya te has sacudido las legañas de los ojos? Pues a desayunar se ha dicho, pequeño saltamontes, pero no lo retrases mucho o se te va a juntar con la comida a las 13. Y olvídate de merendar. A la hora a la que tú solías atacar el armario de las magdalenas en España, estos muchachos están calzándose la cena. Y es que, ¡sorpresa! A la hora a la que tú cenas (o, en mi caso, piensas que en un rato ya toca), es muy probable que ellos ya estén cantando aquello de: Buenas noches, hasta mañana, los Lunnis y los niños británicos se van para la cama. 

Necesitaba una foto de relojes, y estoy intentando usar más mis propias imágenes. ¿No son monos estos relojes? Caros como ellos solos, eso sí. La tienda es guapísima, creo que te cobran por eso también.

Para mí no es nada fácil. A ver, que funcionaban así ya lo sabía yo desde hace siglos. Pero eso no quiere decir que mi barriga esté por la labor de recibir el carburante a horas inusitadas. Y en estos días, siempre en vano, he tratado de recordar cuántos años han pasado desde la última vez que yo me acosté a las once de la noche. Como digo, un esfuerzo fallido, pero estoy segura de que aún tenía hoyuelos en las mejillas. 

  • Al cambio de vida. ¿Os acordáis, queridos míos, de cuando os dije que a los auxiliares en Reino Unido se nos considera estudiantes? ¿Sí? Pues yo no. Yo ya no lo recuerdo. Tuve que mirar la ISIC que tanto me costó conseguir para hacer memoria. Imagino que es solo cuestión de tiempo, mientras me asiento aquí y conozco más gente, pero por ahora mi rutina ha cambiado bastante. Esto es, comparada con la que era mi vida en Granada. No me quejo, o al menos procuro no hacerlo. El tiempo pasa, unas épocas se van y otras vienen, y además me considero muy afortunada de estar aquí, con las condiciones de las que disfruto y la que está cayendo en nuestro país. No todo el mundo, desgraciadamente, puede irse al extranjero con un buen trabajo, incluso si el contrato dura solo un año. Así que no me quejo...
...Pero echo de menos todo lo que comportaba mi vida como universitaria en Granada. No solo por el tema de tener más vida social, salir de fiesta cuando me apetecía y bla, bla. Echo de menos, por ejemplo, no poder ver a mis amigos cuando me da la gana, los planes que hacía con ellos y las cosas de las que hablábamos. Echo de menos el ambiente de la facultad, el cineclub o la piscina, echo de menos mi ciudad. Y también echo de menos la relativa despreocupación en la que vivía. Relativa, porque mis estudios y mi trabajo me preocupaban, y luego está el día a día con sus cosas...pero me hallaba en un entorno y circunstancias totalmente distintas, con las faldas de mami y el resto de la familia cerca. Y ahora no es así, y aunque creo que me las estoy apañando muy bien, muchas veces se hace cuesta arriba. 

  • A la convivencia. El balance en este apartado hasta ahora está siendo muy, muy positivo, diría yo, pero volvemos a lo que volvemos: no es mi casa. Y la gente es muy maja, pero cada uno tenemos nuestras personalidades, costumbres, rarezas y manías (y la primera de la lista yo, por supuesto). Para mí, que he vivido siempre en casa de mis padres y que, además, mantengo una relación extraordinariamente buena y cercana con toda mi familia, este es otro aspecto al que me he de acostumbrar. Para mí y para todos los que pasan por esta situación, por supuesto. No soy nada nuevo bajo el sol...
  • Al trabajo. En fin...aprovecho para decir que, por motivos de discreción, creo que por ahora hablaré muy poco de mi trabajo como auxiliar. Ese "muy poco" no incluye el nombre del centro educativo en el que me encuentro. Es decir, por supuesto que compartiré experiencias de vez en cuando, y también, probablemente, los recursos que voy ideando para las clases. Pero, por lo demás, por ahora prefiero ser prudente. Es un rollo, pero hoy por hoy es la decisión que he tomado. En el blog, claro. En privado, para amigos y familia, ya es otro cantar. ;)
En cualquier caso, esta es la primera vez que trabajo fuera de casa, con un horario marcado...y con clases de verdad, de las de muchos alumnos a la vez. Y, como en botica, hay de todo. Hoy por hoy, no obstante, me está yendo muy bien gracias a mi esfuerzo porque así sea y a una plantilla muy amable. No obstante, aún me encuentro en proceso de adaptación.

Y, en fin, a base de tanto escribir, hemos llegado al final de la entrada y a la explicación del título que la corona, que quizá ya sobre. O quizá no. 

...Aun a riesgo de sonar ingenua, creída o sencillamente boba, yo siempre había pensado que, por mis estudios, lo tenía mucho más fácil que muchas otras personas para irme a vivir al extranjero y adaptarme sin problemas a la experiencia. Bueno...y supongo que no dejaba de estar en lo cierto. Normalmente, los de TeI llevamos un nivel de idiomas superior al de la media, y además entramos a la carrera con el chip de salir de España puesto. Muchos de nosotros lo comentábamos en la facultad:

-No nos vamos (solo) por la crisis. 

Nos vamos porque queremos ver mundo.

Nos vamos porque queremos ensanchar nuestras fronteras.

Nos vamos, en definitiva, porque llevamos ese gusanillo dentro.

Así las cosas, yo siempre pensaba que para nosotros, los traductores e intérpretes, era pan comido el plantarse con los trastos en otro sitio y empezar a vivir en él. Hablo el idioma, elijo voluntariamente el marcharme, siento interés por otras culturas...cosa de dos o tres días que me encuentre como en mi casa, chico. Con los niveles de dificultad y nostalgia bajo mínimos. Y más en países como Reino Unido. Si esto es Europa, tío. Esto en la primera semana ya lo tengo yo como si llevara aquí un año.

Y una mierda. 

Una mierda muy mona, eso sí.

¿Le estará yendo mal a Ana?, os preguntaréis. No; es más, me está yendo muy bien, creo. Es solo que estaba equivocada. Por ansiosos que estemos por irnos, por mucho que coleccionemos países visitados como quien acumula sellos, obras de arte o máscaras venecianas, a nosotros también nos cuesta separarnos de lo conocido. Nosotros también nos sentimos nerviosos, también echamos mucho de menos, también sufrimos los acentos. También nos tenemos que adaptar. Y en esas estoy. La mayoría de mis compañeros de facultad pasaron por aquí al empezar la carrera, a mí me toca ahora. Qué le vamos a hacer. 

Pero ya no volveré a sacudir la cabeza cuando vea Españoles por el mundo y Pepito E. Migrante nos enseñe a su colonia de compatriotas en el lugar en cuestión. No digo que yo me vaya o no me vaya a liar a buscar españoles por aquí; solo digo que ahora les entiendo. No volveré a leer un reportaje sobre gente joven que se ha ido al extranjero única y exclusivamente por la crisis, gente que si pudiera se quedaría en España o directamente en su ciudad natal, y a pensar: bueno, hombre, hay que tener una mentalidad más internacional, no se puede tener tanto miedo. Porque si yo, que como digo tenía claro que me iba en cuanto me licenciase, estoy teniendo que hacer un esfuerzo, toda esa gente más todavía. Y me quito el sombrero por su coraje ante situaciones que ellos no planearon vivir.

En fin...esto es todo por hoy, amigos, pero prometo volver a dar señales de vida con regularidad, y no solo por aquí. Hay muchísima gente con la que me muero de ganas de hablar largo y tendido. Es solo que he necesitado, y necesito aún, algo de tiempo para organizarlo todo por aquí y empezar a rodar sola. Pero hasta ahora he tenido buena estrella, y a eso me agarro en los días un poco más difíciles. Para tirar adelante, y para recordar que tengo muchos motivos por los que dar las gracias.

La menda lerenda en Manchester, con ocasión de la primera jornada de orientación para auxiliares españoles. Ya os contaré...




1 comentario:

  1. Jajaja, la menda no sabe que en la facultad no nos preparan para la vida moderna en ninguna de las carreras XD

    Y lo de salir fuera... yo no me di cuenta de lo fantástica que me parecía España y Granada más concretamente hasta que me fui fuera y descubrí que si no llevabas la tarjeta sanitaria de la UE tenías que pagar el médico XD (y ya ves tú, para explicarte en inglés... por mucho que lo hayas estudiado, si no lo usas, pues esas cosas se olvidan).

    Pero yo creo que te gustará :) Lo que pasa es eso, que tú estás muy apegada a tu familia y por eso te va a costar más.

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